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viernes, 30 de mayo de 2014

Elogio a la cocinera criolla por José Rafael Lovera - Alicia Allas (Ayas)

Sra. Alicia Allas (Ayas) - maestra cocinera criolla / foto: Carlos Medori
Irapa 2011



Sra. Alicia Allas (Ayas) - manos prodigiosas / foto: Carlos Medori 
Irapa 2011 

Nuestra tradición culinaria, como hemos dicho, es obra de manos femeninas. Fueron las cocineras, primero indias, españolas, luego africanas y en lo adelante mezcla de todas esas proveniencias, quienes, día tras día, en el fogón de campamentos, chozas, casas,  enriquecieron con su notable habilidad el repertorio de nuestros platos típicos. Ellas nos otorgaron amorosamente ese magnífico legado del cual hoy nos sentimos orgullosos. Siempre hubo una abuela, una madre, una tía, una empelada que con su labor cotidiana, quemándose en los fogones, preparó lo que luego sobre la mesa constituyó delicia inolvidable. Esas mujeres, dotadas de hábiles manos y de una memoria gustativa que fue formándose por la experiencia, se hicieron dueñas de nuestros paladares. Muchas de ellas lograron definir lo que llamamos sazón criolla, producto de un sutil arte combinatorio. Hoy se encuentra casi desaparecida esa especie notable, pero sin embargo guardamos las más vivas reminiscencias de sus guisos. Estos recuerdos, a veces, nos sumen en una sabrosa nostalgia, pero, por otra parte, nos convierten en los jueces más severos a la hora de sentarnos a la mesa venezolana actual. 

       Con memorioso respeto, guardo en mí la imagen de varias que contribuyeron con su magia en cocina a adornar mi existencia, más no solo por sus dotes coquinarios, sino también su calidad humana. Quien primero me viene a la mente es Paula Tovar y Tovar, caraqueña de pura cepa, diestra oficiante en mi casa paterna de quien, en mi infancia oí y aprendí; era una gran narradora de los cuentos de Tío Tigre y Tío Conejo, junto con los relatos de esos fantasmas muy nuestros que, a pesar de llenarnos de terror, eran mis predilectos; nadie como ella alcanzó la perfección de platos hoy prácticamente desaparecidos, un pudin de arepa, las pelotas, el escabeche de carite, el Juan sabroso, asado mechado con tocino y tantos otros condumios en cuya evocación se me hace agua la boca. Ninguna como ella para domeñar el fuego con maestría, sin cocinas dotadas de controles, simplemente con leña o carbón, guiada por una sabiduría ancestral que todavía hoy me parece extraordinaria. Una de sus discípulas, María Melitona Perdomo, otra cuentista notable, doblada en insigne cocinera, nunca puso límite a su repertorio: si alguna vez oía que algún comensal en casa mencionaba el canard à l’orange, describiendo cómo lo había comido, ella, ni tonta ni perezosa, se permitía comentar: “Guá, ese es el plato anaranjado” y no pasaban muchos días sin que nos sorprendiera a mi esposa y a mí con el famoso plato de factura impecable a la criolla, que nada tenía que envidiar a la preparación francesa. Era señora de la sazón y eso bastaba. Trajo a nuestra mesa el rico estilo de su Río Chico natal. Me cupo la suerte de que, más tarde, accediese a colaborar en mi casa como cocinera Alicia Allas, ella nos inició, con su sabiduría, en los secretos de la cocina oriental. Nativa de Irapa, todavía adolescente, vino a Caracas como ayudante de una de las más destacadas maestras, Zoila Sánchez. Alicia nos introdujo en  su país de las maravillas, suerte de Jauja donde reinaban sorprendentes asados de carnes y aves, potajes de granos sin rival, sopas y cremas de una tersura y un gusto inolvidable por su delicadeza, en ella se dan al mismo tiempo fuerza y suavidad. Ávida lectora de recetarios, nunca siguió fielmente una receta, leía varias y de ellas sacaba una nueva fórmula admirable. Cuando le pedí que fuera al Centro de Estudios Gastronómicos para transmitir a los jóvenes sus conocimientos, aceptó generosa y con gran paciencia fue llevándolos, adentrándolos, en esas ancestrales tradiciones que tan bien conoce.
 
       Estas tres figuras residen para siempre en mi imaginación, en mi memoria y en mi corazón agradecido. No tuvieron óbice en regalarnos su saber antiguo. Yo las reconozco como mis mentoras en el arte culinario criollo y si me refiero a ellas en el epílogo de este libro es para dedicárselo con entrañable afecto. Supieron escoger, tratar y combinar todos esos ingredientes a los cuales me referí en las notas que anteceden. Benditas sean sus mentes, sus corazones y sus manos.


José Rafael Lovera González
Director del Centro de Estudios Gastronómicos Cega

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Sobre Alicia Allas (Ayas)

Leer biografía breve y escuchar entrevista tomada de la Web "La voz de los creadores": http://www.vozdeloscreadores.gob.ve/

Alicia Allas (Ayas) - Maestra de cocina criolla del Cega


Foto Julio César Rodríguez - archivo Cega (2004)

miércoles, 28 de mayo de 2014

Nueva adquisición para la bilbioteca Cega

Este pequeño libro en francés es una atractiva monografía culinaria sobre el "Tofu", especie de queso de soya, que rara vez hemos encontrado como objeto exclusivo de un recetario. Interesará a los amigos de la cocina china.

 Foto archivo Cega




Normas de la biblioteca:


  • No se puede acceder a la sala de consulta con morrales, bolsos, maletines, etc. Estos se dejarán fuera en resguardo.
  • Los libros sólo podrán ser consultados en sala.
  • Sólo se podrán consultar un máximo de dos libros cada vez.
  • Se agradece el silencio. Apaguen los teléfonos celulares mientras están en la sala de consulta.
  • No está permitido comer ni beber en la sala.
  • Está terminantemente prohibido fumar.
  • Al terminar la consulta se devolverán los libros a la bibliotecaria o bibliotecario.
  • Se agradece tratar el material con sumo cuido. El óptimo estado de los libros depende de todos.
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    domingo, 25 de mayo de 2014

    Resonancia de una receta canaria parte II - por José Rafael Lovera

    El Bienmesabe

         En el elenco de nuestros postres criollos venezolanos figura en lugar principal el Bienmesabe. Considerado como el resultado perfecto de una tradición dulcera que se remonta a tiempos coloniales, su tersura edulcorada, la levemente esponjosa textura de sus bizcochuelos y la nota sugerente del vino Moscatel que los emborracha, culminan con la perfumada canela que adorna su superficie. Puede decirse que los venezolanos somos viciosos de la delicia que depara este postre que tiene muy marcado su lugar en nuestra memoria gustativa y que nos recuerda muchas ocasiones familiares festivas.

         He sostenido siempre que su origen, como el de muchos de nuestros dulces, hay que buscarlo en las hacendosas manos monjiles, pues fue en los conventos donde se generaron múltiples recetas para regalo de los visitantes o de los patrocinantes de esos establecimientos. Lo cual no es nada extraño pues tal circunstancia ya tenía vigencia en España. Fue allí donde, según lo que he podido alcanzar, comenzó a elaborarse el Bienmesabe, en el convento de Belén de las Hermanas Clarisas, en la ciudad de Antequera, con lo cual no solamente quedó sentada su proveniencia monjil sino también su influencia árabe, anunciada por las almendras y el azúcar. Hay que recordar que aquel Bienmesabe andaluz se hacía añadiendo a la crema de yemas la leche de las almendras, que luego después del viaje trasatlántico que llevó a conquistadores y colonos a las Indias, fue sustituida por la leche de coco. No prosperaron en el Nuevo Mundo las almendras pero se disponía de los cocos que, oriundos del Asía, terminaron prosperando en tierras americanas. 

         No puedo asegurar que el Bienmesabe haya venido directamente de Andalucía, pero creo, tomando en cuenta la opinión de Jesús Ávila Granados en su libro El libro de la repostería tradicional, que esa maravillosa golosinería fue llevada primero a las Islas Canarias, asentándose en Tenerife. Citemos al nombrado autor: “A diferencia del gofio – plato canario típico, asociado a las clases más modestas- el Bienmesabe o Bienmesabes se relaciona con la cocina de las clases más nobles y aristocráticas formadas en Canarias y en la isla de Tenerife, en particular, a comienzos del siglo XVI.” Más adelante el autor citado afirma que “El resurgir del Bienmesabe coincidió con el esplendor de los vinos de la variedad malvasía, exportados a todo el mundo desde el puerto de Garanchico, primero, de la Orotava y El Puerto de la Cruz, después de la erupción del volcán Tanque, y finalmente, de las dársenas del puerto de Santa Cruz de Tenerife.”
          
        Todos sabemos que desde tiempos coloniales la inmigración mayor proveniente de España fue la canaria. Familiarmente llamamos a los provenientes de esas Islas Afortunadas: “isleños” y parte de nuestra cultura tiene que ver con el legado que ellos dejaron: de allí que la gastronomía no podía escapar de esa influencia, que por cierto fue mutua, pues así como en Venezuela se encuentra el gofio y los mojos, allá se preparan sancochos y arepas y se toma cerveza y ron venezolanos. Por ello no es extraño que el postre de que hablamos haya venido por conducto de esos isleños.
         
           A continuación transcribimos una receta contemporánea de Bienmesabe publicada en el recetario titulado “Canarias” publicado dentro de la colección “Nuestra cocina” de la editorial Ciro Ediciones S.A., bajo la dirección de Juan Manuel Beliver.   
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    También incluimos la receta y comentarios antes citados del libro de Jesús Ávila Granados "El libro de la repostería tradicional" (Editorial Bon vivant, Madrid, 2003):
     
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     Fotos archivo Cega

    jueves, 22 de mayo de 2014

    Almuerza mañana viernes 23 de mayo con nosotros en el Cega

    El viernes pasado nuestros comensale disfrutaron de los siguientes platos:

    Trío de tequeños con salsa de ají dulce
    Cuajado de cazón
    Corbullón caribeño
    Torta María Luisa
    Café y galletitas










    Fotos cortesía de Albio Vivas (¡gracias!)

    Este viernes el menú promete: como abrebocas: timbales de salmón con mayonesa de eneldo; de entrada: crema de tomate; el plato principal: Risotto de camarones, vieiras y azafrán; de postre: torta Concorde y café acompañado de granjerías. Ver menú detallado

    Reserva llamando al 571 33 54

    Nueva adquisición para la biblioteca Cega

      Foto archivo Cega

    Hemos incorporado a nuestra biblioteca un libro curioso que fue editado por la familia Gil, con motivo de uno de sus aniversarios de boda. Suponemos que es de corto tiraje y su contenido a parte de recuerdos familiares ilustrados con numerosas fotografías, incluye el recetario de la Señora Graciela de Gil de nacionalidad paraguaya, pero avecindada en Venezuela desde los años 50 del siglo pasado. 

    Entre sus apetitosas fórmulas incluye platos de su país de origen como "La sopa paraguaya" (cuya receta reproducimos) y también preparaciones venezolanas como el "Asado negro". Se trata de un interesante testimonio culinario cuya lectura abre el apetito. 

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      Fotos archivo Cega

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    miércoles, 14 de mayo de 2014

    lunes, 12 de mayo de 2014

    Resonancia de una receta canaria - José Rafael Lovera

    Dentro de los libros incorporados recientemente a la biblioteca del Cega hay uno que tiene para los venezolanos una importancia particular. Se trata del recetario titulado "Canarias" publicado dentro de la colección "Nuestra cocina" de la editorial Ciro Ediciones S.A., bajo la dirección Juan Manuel Beliver. Todos sabemos que desde tiempos coloniales la inmigración mayor proveniente de España fue la canaria. Familiarmente llamamos a los provenientes de esas islas afortunadas: "isleños" y parte de nuestra cultura tiene que ver con el legado que ellos dejaron. La gastronomía no podía escapar de esa influencia, que por cierto fue mutua, pues así como en Venezuela se encuentra el gofio y los mojos, allá se preparan sancochos y arepas y se toma cerveza y ron venezolanos. En el libro que comentamos nos topamos con una receta que tiene que ver con uno de los postres de mayor predicamiento en nuestro país: "el Bienmesabe", que por allá lo preparan con almendras y por acá con coco. Creemos interesante que lo constate el lector y que reflexione sobre este plato viajero que hizo desde tiempo inmemorial la singladura oceánica.

    La cubierta del libro en cuestión:


    A continución la receta del bienmesabe canario:

     Imágenes archivo Cega


    martes, 6 de mayo de 2014

    Menú Cega viernes 9 de mayo de 2014

    No te pierdas el menú de este viernes:


    HAZ CLICK EN LA IMAGEN PARA AGRANDARLA

    Nueva adquisición para la biblioteca

    Se trata de un compendio de recetas inglesas de entre 1750 y 1820, con versiones modernas. Dicho período de tiempo coinciden con la vida de la célebre autora Jane Austen. Los platos elegidos son aquellos que aparecen en sus novelas y que probablemente ella y los suyos hubieran comido:


    Una receta curiosa de natilla perfumada al laurel (en inglés):
     Fotos Archivo Cega

    He aquí la receta adaptada: 
    Natilla perfumada al laurel
    Ingredientes:

    1 litro de leche (5 tazas apróx.)
    2 hojas de laurel
    1 cucharada sopera de gelatina en polvo
    4 amarillas de huevo batidas
    2 cucharadas soperas de nevazucar o azúcar impalpable

    Preparación:

    En una olla, llevar la leche junto con las hojas de laurel casi al punto de ebullición, separar del fuego y añadir la gelatina hasta que se disuelva y mezcle por completo. Dejar reposar unos minutos, luego sacar las hojas de laurel y añadir las amarillas de huevo batidas y el azúcar mezclándolo todo bien. Volver a poner la olla a fuego moderado y revolver la mezcla de vez en cuando hasta que espese sin llegar a que hierva. Dejar reposar luego verter la mezcla en moldes individuales. Dejar enfriar antes de servir.

    Normas de la biblioteca:



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